Hace 50 años, hablar de ecología era algo extravagante y, hasta precipitado. Pero hubo una mujer, Raquel Carson, que alertó con datos concretos sobre algunos de los peligros del desequilibrio ambiental y cómo enfrentarlos.
Nacida en 1907, en Pensylvania, creció en una pequeña granja y se especializó en genética y biología. Toda su vida fue dedicada al medio ambiente, plasmando sus conocimientos en libros y numerosas publicaciones en el New Yorker, recibiendo cuantiosas cartas de lectores del mundo. Publicó muchos artículos y varios libros sobre temas marinos, que llegaron a tener el mayor de los éxitos entre los críticos y el público general. Desde entonces comenzó a vislumbrarse que numerosas personas con idénticas inquietudes sobre el futuro del planeta estaban integrando inconscientemente lo que sería el primer movimiento ambiental.
Tras la segunda guerra mundial, Raquel descubrió que el rociado del DDT y otros plaguicidas producían muertes masivas de pájaros en su zona. Al borde de un gran dolor, escribe “Primavera silenciosa”, como una manera de shockear a la gente que en esa época adoraba a los plaguicidas que liberaban de las “pestes”. Es notable la oposición que recibió aun antes de su publicación, tanto por instancias oficiales como por la industria, llegando a ser acusada de comunista. Este libro contiene una infinita cantidad de datos técnicos y científicos y vuelca en sus páginas la enorme sensibilidad e inteligencia de una mujer que supo ver desde el comienzo que la catástrofe llegaba de la mano de los venenos y los desatinos del hombre que quema las selvas, mata los animales innecesariamente y demuestra desapego por su propia vida. Raquel Carson muere en 1964, a los 56 años.
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