"...La mayoría de las gaviotas no se molesta en aprender sino las normas de vuelo más elementales: como ir y volver entre playa y comida. Para la mayoría de las gaviotas, no es volar lo que importa, sino comer. Para esta gaviota, sin embargo, no era comer lo que le importaba, sino volar. Más que nada en el mundo, Juan Salvador Gaviota amaba volar..." Para leer el libro completo, haz clic aquí

domingo, 5 de diciembre de 2010

EL AGUILA

Profunda reflexión de vida... para aprender de la Naturaleza.
(Haz click en las flechitas de abajo para avanzar)
--> Leer más...

La Creación según Becquer (Extracto)

(...)
II
El mundo es un absurdo animado que rueda en el vacío para asombro de sus habitantes.
No busquéis su explicación en los Vedas, testimonios de las locuras de nuestros mayores, ni en los Puranas, donde, vestidos con las deslumbradoras galas de la poesía, se acumulan disparates sobre disparates acerca de su origen.
Oíd la historia de la creación tal como fue revelada a un piadoso brahmín, después de pasar tres meses en ayunas, inmóvil en la contemplación de sí mismo y con los índices levantados hacia el firmamento.
III
Brahma es el punto de la circunferencia: de él parte y a él converge todo. No tuvo principio ni tendrá fin.  
Cuando no existían ni el espacio ni el tiempo, Maya flotaba a su alrededor como una niebla confusa pues, absorto en la contemplación de sí mismo, aún no la había fecundado con sus deseos.
Como todo cansa, Brahma se cansó de contemplarse, y levantó los ojos en una de sus cuatro caras y se encontró consigo mismo, y abrió airado los de otra y tornó a verse, porque él lo ocupaba todo, y todo era él.
(...)
IV
Brahma deseó por primera vez y su deseo, fecundando la creadora Maya que lo envolvía, hizo brotar de su seno millones de puntos de luz, semejantes a esos átomos microscópicos y encendidos que nadan en el rayo del sol que penetra por entre la copa de los árboles.
Aquel polvo de oro llenó el vacío, y al agitarse produjo miríadas de seres, destinados a entonar himnos de gloria a su creador.
Los gandharvas, o cantores celestes, con sus rostros hermosísimos, sus alas de mil colores, sus carcajadas sonoras y sus juegos infantiles, arrancaron a Brahma la primera sonrisa, y de ella brotó el Edén. El Edén con sus ocho círculos, las tortugas y los elefantes que los sostienen, y su santuario en la cúspide.
V
Los chiquillos fueron siempre chiquillos: bulliciosos, traviesos e incorregibles, comienzan por hacer gracia; una hora después aturden y concluyen por fastidiar. 
Una cosa muy parecida debió de acontecerle a Brahma cuando, apeándose del gigantesco cisne que como un corcel de nieve lo paseaba por el cielo, dejó aquella turbamulta de gandharvas en los círculos inferiores y se retiró al fondo de su santuario.
Allí donde no llega ni un eco perdido, ni se percibe el rumor más leve, donde reina el augusto silencio de la soledad y su profunda calma convida a las meditaciones, Brahma, buscando una distracción con que matar su eterno fastidio, después de cerrar la puerta con dos vueltas de llave, entregóse a la alquimia.
VI
(...) De un golpe creó los cuatro elementos y creó también a sus guardianes: Agnis, que es el espíritu de las llamas; Vajous, que aúlla montado en el huracán; Varunas, que se revuelve en los abismos del océano, y Prithivi, que conoce todas las cavernas subterráneas de los mundos y vive en el seno de la creación.
Después encerró en redomas transparentes y de una materia nunca vista gérmenes de cosas inmateriales e intangibles, pasiones, deseos, facultades, virtudes, principios de dolor y de gozo, de muerte y de vida, de bien y de mal. 
 Y todo lo subdividió en especies y lo clasificó con diligencia exquisita, poniéndole un rótulo escrito a cada una de las redomas.
VIII
La turba de rapaces, que ensordecía en tanto con sus voces y sus ruidosos juegos los círculos inferiores del Paraíso, echó de ver la falta de su señor. «¿Dónde estará?», exclamaban los unos.
«¿Qué hará?», decían entre sí los otros; y no eran parte a disminuir el afán de los curiosos las columnas de negro humo que veían salir en espirales inmensas del laboratorio de Brahma, ni los globos de fuego que desde el mismo punto se lanzaban volteando al vacío, y allí giraban como en una ronda luminosa y magnífica.
La imaginación de los muchachos es un corcel y la curiosidad, la espuela que lo aguijonea y lo arrastra a través de los proyectos más imposibles. Movidos por ella, los microscópicos cantores comenzaron a trepar por las piernas de los elefantes que sustentan los círculos del cielo, y de uno en otro se encaramaron hasta el misterioso recinto donde Brahma permanecía aún absorto en sus especulaciones científicas. Una vez en la cúspide, los más atrevidos se agruparon alrededor de la puerta, y uno por el ojo de la llave y otros por entre las rendijas y claros de los mal unidos tableros, penetraron con la mirada en el inmenso laboratorio objeto de su curiosidad.
El espectáculo que se ofreció a sus ojos no pudo menos de sorprenderles.
Allí había diseminadas, sin orden ni concierto, vasijas y redomas colosales de todas hechuras y colores. Esqueletos de mundos, embriones de astros y fragmentos de lunas yacían confundidos con hombres a medio modelar, proyectos de animales monstruosos sin concluir, pergaminos oscuros, libros en folio e instrumentos extraños. 
Las paredes estaban llenas de figuras geométricas, signos cabalísticos y fórmulas mágicas, y en medio del aposento, en una gigantesca marmita colocada sobre una lumbre inextinguible, hervían con un ruido sordo mil y mil ingredientes sin nombre, de cuya sabia combinación habían de resultar las creaciones perfectas.
XI
Brahma, a quien apenas bastaban sus ocho brazos y sus dieciséis manos para tapar y destapar vasijas, agitar líquidos y remover mixturas, tomaba algunas veces un gran canuto, a manera de cerbatana, y así como los chiquillos hacen pompas de jabón valiéndose de las cañas del trigo seco, lo sumergía en el licor, se inclinaba después sobre los abismos del cielo y soplando en la una punta, aparecía en la otra un globo candente que, al lanzarse, comenzaba a girar sobre sí mismo y al compás de los otros que ya flotaban en el espacio.
XII
Inclinado sobre el abismo sin fondo, el creador les seguía con una mirada satisfecha, y aquellos mundos luminosos y perfectos, poblados de seres felices y hermosísimos sobre toda ponderación, que son esos astros que, semejantes a los soles, vemos aún en las noches serenas, entonaban un himno de alegría a su dios, girando sobre sus ejes de diamante y oro con una cadencia majestuosa y solemne.
Los pequeñuelos gandharvas, sin atreverse ni aun a respirar, se miraban espantados entre sí, llenos de estupor y miedo ante aquel espectáculo grandioso.
XIII
Cansóse Brahma de hacer experimentos y, abandonando el laboratorio no sin haberle echado, al salir, la llave, y guardándola en el bolsillo, tornó a montar sobre su cisne con objeto de tomar el aire. Pero, ¡cuál no sería su preocupación cuando él, que todo lo ve y todo lo sabe, no advirtió que, abstraído en sus ideas, había echado la llave en falso! No le pasó lo mismo a la inquieta turba de
rapaces que advirtiendo el descuido, le siguieron a larga distancia con la vista y, cuando se creyeron solos, uno empuja poquito a poco la puerta, éste asoma la cabeza, aquél adelanta un pie, acabaron por invadir el laboratorio, tardando muy poco en encontrarse en él como en su casa.
XIV
Pintar la escena que entonces se verificó en aquel recinto sería imposible.
Primeramente examinaron todos los objetos con el mayor asombro; luego se atrevieron a tocarlos, y al fin terminaron por no dejar títere con cabeza. (...)
Por último, cansados de enredar, decidieron hacer un mundo tal y como lo habían visto hacer.
XV
Aquí comenzó el gran bullicio, la confusión y las carcajadas. La marmita estaba candente. Llegó el uno, vertió un líquido en ella y se levantó una columna de humo. Luego vino otro, arrojó sobre aquel un elixir misterioso que contenía una redoma, con la que llegó casi sin aliento hasta el borde del receptáculo: tan grande era la vasija y tan rapazuelo su conductor. A cada nuevo ingrediente que arrojaban en la marmita se elevaban de su fondo llamaradas azules y rojas, que saludaba la alegre muchedumbre con gritos de júbilo y risotadas interminables. 
XVI
Allí mezclaron y confundieron todos los elementos del bien y del mal, el dolor y la alegría, la fealdad y la hermosura, la abnegación y el egoísmo, los gérmenes del hielo destinados a mundos hechos de manera que el frío causase una fruición deleitosa en sus habitadores y los del calor compuestos para globos cuyos seres se habían de gozar en las llamas, y revolvieron los principios de la divinidad, el espíritu con la grosera materia, la arcilla y el fango, confundiendo en un mismo brebaje la impotencia y los deseos, la grandeza y la pequeñez la vida y la muerte.
Aquellos elementos tan contrarios rabiaban al verse juntos en el fondo de la marmita
XVII
Hecha la operación, uno de ellos se arrancó una pluma de las alas, le cortó las barbas con los dientes y, mojando lo restante en el líquido, fue a inclinarse sobre el abismo sin fondo, y sopló, y apareció un mundo. Un mundo deforme, raquítico, oscuro, aplastado por los polos, que volteaba de medio ganchete, con montañas de nieve y arenales encendidos, con fuego en las entrañas y océanos en la superficie, con una humanidad frágil y presuntuosa, con aspiraciones de dios y flaquezas de barro. El principio de muerte, destruyendo cuanto existe, y el principio de vida, con conatos de eternidad, reconstruyéndolo con sus mismos despojos: un mundo disparatado, absurdo, inconcebible, nuestro mundo en fin.
Los chiquillos que lo habían formado, al mirarle rodar en el vacío de un modo tan grotesco, le saludaron con una inmensa carcajada, que resonó en los ocho círculos del Edén.
XVIII
Brahma, al escuchar aquel ruido, volvió en sí y vio cuanto pasaba, y lo comprendió todo. 
La indignación llameó en sus pupilas. Su airado acento atronó el cielo y amedrentó a la turba de muchachos, que huyó sobrecogida y dispersa a puntapiés; y ya tenía levantada la mano sobre aquella deforme creación para destruirla, ya el solo amago había producido en ella esa gran catástrofe que aún recordamos con el nombre del Diluvio, cuando uno de los garzdharvas, el más travieso, pero el más mono, se arrojó a sus plantas, diciendo entre sollozos:
-¡Señor, señor, no nos rompas nuestro juguete!
XIX
Brahma es grave, porque es dios y, sin embargo, tuvo que hacer un grande esfuerzo al oír estas palabras para no dejar reventar la risa que le retozaba en los ojos. Al cabo, reponiéndose, exclamó:
-¡Id, turba desalmada e incorregible! Marchaos donde no os vea más con vuestra deforme criatura. Ese mundo no debe, no puede existir, porque en él hasta los átomos pelean con los átomos; pero marchad, os repito. Mi esperanza es que en poder vuestro no durará mucho.
Dijo Brahma, y los chiquillos, dándose empellones y riéndose descompensadamente y arrojando gritos descomunales, se lanzaron en pos de nuestro globo, y éste le da por aquí, el otro le hurga por allá... Desde entonces ruedan con él por el cielo para asombro de los otros mundos y desesperación de sus habitantes.
Por fortuna nuestra, Brahma lo dijo y sucederá así. Nada hay más delicado ni más temible que las manos de los chiquillos; en ellas, el juguete no puede durar mucho.

Gustavo A. Becquer.
--> Leer más...

Los beneficios del Ajenjo

El Ajenjo es una planta de fuerte aroma y sabor muy amargo, que se recolecta durante el verano. Se utilizan las hojas y las sumidades floridas, que se ponen a secar a la sombra.Crece en estado silvestre o cultivado (en Europa y América) y es una planta muy usada desde la antigüedad por los egipcios y los griegos  (hicieron del Ajenjo el símbolo de la salud) en un gran número de enfermedades, pero especialmente como digestivo, tónico, estimulante, vermífugo y emenagogo.
     
Muchas personas le deben la salud, pero debe tomarse en pequeñas cantidades porque, de lo contrario, podría tener un efecto perjudicial.

El ajenjo es un depurativo por excelencia. Aunque amargo de sabor, sus resultados son inmediatos.

Sus propiedades:
Sirve para aliviar los dolores menstruales, se desaconseja en caso de embarazo.
Es un excelente digestivo, por lo que se puede utillizar como aperitivo, siendo muy curioso su empleo en la fabricación del "vermut", nombre que deriva de su designación en idioma alemán.
Es ideal para malestares hepáticos, dando rápido alivio.
Finalmente, como mencionamos, es un excelente depurativo sanguineo, ayudando a combatir el acne, excemas, sudoraciones de mal olor, hongos, etc.

Administración:
- En caso de la presentación de farmacia de la hierba seca, se recomienda una infusión suave. Hervir el agua y colocar el ajenjo pocos minutos, para colarlo antes de consumirlo. Se puede preparar en cantidad y consumir una copita después de cada comida.
- Polvo. La dosis máxima es de 3 gramos al día, empleándose como aperitivo o antitérmico. En mayor cantidad -hasta 8 gramos al día- se puede usar como vermífugo para los parásitos.
- Tintura. Se pueden añadir 15 gotas a una infusión de menta o anís, para tomar tres veces al día fuera de las comidas.
--> Leer más...

Minutos de Humor...

Amigos se ganan y se pierden.
Enemigos se acumulan.

Dime con quien andas y te diré si voy contigo.

Funcionarios públicos:
Nunca tantos hicieron tan poco en tan poco tiempo.

Cualquier idiota es capaz de pintar un cuadro, pero solamente un genio
es capaz de venderlo.

Más valen dos abejas volando, que una en la mano.

¿Qué les dijo el instructor de la escuela de kami-kazes a los alumnos?
Presten atención porque solo voy a hacerlo una vez.

Todo es relativo:
El tiempo que dura un minuto depende del lado de la puerta del baño
que te encuentres.

El asterisco no es nada más que un punto final hippie.

Hasta un imbécil pasa por inteligente si se queda callado.

La abogacía es una manera legal de burlar a la justicia.

Jurado: grupo de personas cuya tarea es decidir quien tiene el mejor
abogado.

Arqueólogo: alguien cuya carrera está en ruinas.

Cultura es lo que tendría el carnicero, si fuese cirujano.

Robar ideas de una persona es plagio. Robar de varias es investigación.

Vive cada día como si fuese el último.
Un día vas a acertar.

El lado bueno del trabajo en equipo es que si algo sale mal, siempre
puedes culpar a otro.

¿No te ves horrible por la mañana?
Entonces, levántate al mediodía.

Quien no sabe donde va, siempre acaba en otra parte.

--> Leer más...

Reflexión Sobre la Alimentación Sana

En las frutas y semillas se concentran todos los dones y energías de la Naturaleza. Desde que se abre la flor del árbol los azahares, nos atraen y embelesan con su incomparable perfume. Con la flor, delicada, alegre y risueña, empieza el árbol, que para misión tan noble como alimentar al rey de la creación se ha preparado durante años en lento desarrollo, a elaborar las sustancias privilegiadas que en sus entrañas guarda la madre tierra. Junto con caer los primeros pétalos de la flor empieza a desarrollarse el fruto en un proceso tan prolijo y lento que sólo puede compararse a la gestación del hombre en el vientre materno: nueve meses han demorado las naranjas para gestarse y ofrecerse al hombre como alimento digno de su linaje en la creación.

¿Qué puede necesitar el organismo humano que no contengan las frutas y las semillas, productos en que la Naturaleza ha puesto todas sus galas y y concentrado toda su savia y acumulado todas sus energías?

Fuente: Medicina Natural al Alcance de Todos, de Manuel Lezaeta Acharan.
--> Leer más...

Vuelta a la Naturaleza ¿Para Qué?

El hombre se creó sus problemas económicos cuando se separó de su madre Naturaleza; y el hombre se separó de la Naturaleza cuando se creó la vida urbana, y en la vida urbana se formó el hombre una vida artificiosa, y en la vida artificiosa de la vida urbana está el hombre lleno de los problemas que él mismo se creó.

Al hombre le sucede lo mismo que le sucede al polluelo que se separa de la gallina; si el polluelo tiene frío, que busque a su madre que ella lo abriga con sus alas y le cede su calor; si tiene hambre, que busque a la gallina, que ella lo alimentará: ella escarbando la tierra consigue alimentarlo.

Ningún partido político ni el mejor gobierno organizado es capaz de hacer por el polluelo lo que hace su madre la gallina, sólo ella es capaz de solucionar ese duro y grave problema escarbándoles la tierra: sólo la madre sabe quitarle el hambre a sus hijos.

Ningún líder político por inteligente que sea, y por grande que sea su doctrina política, podrá hacer jamás lo que es capaz de hacer la madre por su hijo, por el fruto de su amor. Es que sólo la madre conoce y entiende las íntimas necesidades de su hijo, sólo la madre puede abrigarlo con su calor y alimentarlo con su pecho, porque ella es la Naturaleza en miniatura.

El hombre se alejó de su madre la Naturaleza, cuando se aisló dentro de la vida urbana: entonces el hombre conoció el hambre y la desnudez, surgieron los problemas, y se corrompió moralmente, porque quedó huérfano. Si el hombre quiere solucionar sus problemas económicos, tiene que regresar al seno de su madre, la Naturaleza, ella siempre aguarda a sus hijos de sus entrañas, como la gallina a sus polluelos.

Ella le da al Hombre la lana y el lino para que se vista, el fuego para que se abrigue y las maderas de sus bosques para que construya su casa, su refugio. A sí que mientras el hombre acuda a la vida urbana para solucionar sus problemas estará haciendo todo lo contrario para redimirse de ellos.

El hombre que teniendo hambre, sed y desnudez, acude a la vida urbana para solventar sus necesidades, se asemeja al que va a buscar alimentos en medio de las arenas del desierto. El alimento se busca en donde, se puede producir: en los campos, en los bosques, no en la ciudad, porque en la ciudad no se produce agricultura: allí solo pueden estar los que producen dinero, y el dinero hace que los hombres, cuáaes fieras, se devoren mutuamente.(...)

Ni el comunismo, ni el fascismo, ni el nazismo, ni el laborismo, ni el socialismo podrán darle al hombre el pecho de su madre porque sólo la madre puede darle el pecho a sus hijos y quitarles el hambre y el frío.

No hay motivos para, que las gentes mueran de hambre porque la tierra da abundantes frutos para alimentar a todos los seres que en ella moran. Los animales que mueren de hambre es porque el hombre los ha encerrado en terrenos y lugares donde no encuentran alimentos, igual sucede con los hombres que se encierran dentro de la vida urbana. La solución económica del mundo no consiste en darle más dinero al mundo, porque con el que tiene ya tiene suficientes problemas.

Lo que necesita cada hombre para vivir es una casita y un pedazo de tierra para cultivar sus alimentos, y nuestra madre la Naturaleza, proveerá lo demás; para hacer esto no se necesita inventar más partidos políticos. Los partidos son como muletas para la humanidad inválida.

Acudimos siempre a la Naturaleza poniéndola de ejemplo para toda enseñanza, porque ella es un libro abierto, y sus enseñanzas nos las ofrece con ejemplos vívidos, con hechos realizados, lo cual nos da experiencia y la experiencia es la mejor enseñanza, una cosa se conoce es cuando se realiza: si no se ejecuta, sólo es para nosotros una teoría. Por ello tratamos de reincorporar en las costumbres sociales las enseñanzas que nos da la madre Naturaleza, tratando de hacer discernir a las gentes para buscar lo que le es más conveniente.

Por ello presentamos ejemplos como los siguientes: La mujer del campo cría a su hijo, ella lo alimenta con su pecho porque en ella manda más su amor que su interés y este alimento se lo brinda cada vez que su hijo lo demanda y su afecto le indica cuándo lo desea y cuándo no lo desea, sin tener en cuenta hora, minuto o segundo, porque no tiene reloj ni lo conoce, ni lo necesita; en cambio a la madre costumbrista de la ciudad no la martiriza el llanto de su hijo, parece que tuviera el corazón de piedra y al pié de la letra espera que transcurran las cuatro horas martirizantes que indican todos los textos de crianza para ofrecerle el alimento.

La madre del campo duerme con su hijo indispensablemente, ella lo defiende con su calor, e intuitivamente hace que su hijo siga alimentándose con los colores de su aura, o sea de la fuerza radiante que a manera de aureola sale del cuerpo humano y sobretodo de la madre, que es todo amor y ternura para con su hijo.

Esta fuerza vital es indispensable para que se restablezca una íntima y estrecha conexión externa e interna entre madre e hijo; en cambio a la dama de la ciudad desde el mismo momento en que nace su hijo, se le exige que lo ponga en cama aparte, además que no reciba el calor de su madre, para que no la mortifique, haciendo con esto todo lo contrario de lo que hace la madre Naturaleza, cuando le permite al feto, no sólo alimentarse de la misma sangre de su madre sino vivir en medio de su calor y regazo.

Todo esto da lugar a que exista más comprensión y mayor unión entre madre e hijo entre las gentes del campo y la aldea, que entre las gentes de finas costumbres civilizadas; y hace quéeel primero se arraigue más a su madre y a su hogar, que el hijo que se cría con tantos códigos, reglas y sistemas antinaturales lo cual los desnaturaliza.(...)

Cuando nosotros hablamos de reincorporar al hombre a la vida natural, al seno de su madre la Naturaleza, lo primero que surge entre los lectores, son los defensores de la vida urbana, porque no conocen otra vida, el primer interrogante que de ellos surge es: creer que nosotros abogamos por el salvajismo de las cavernas y de la edad de piedra, a ellos les contestaremos con el axioma oculto: (gnóstico) "El fin es igual al principio más la experiencia del ciclo" aquí también, la primera idea que surge en el lector y el oyente, es la figura del "círculo vicioso" (salir del salvajismo para volver al salvajismo) y esto porque la mayoría de los lectores no nos leen con ánimo de aprender sino de criticar, pero al círculo a que nosotros aludimos, "se realiza en forma de espiral"; es decir, "Que todo regresa al punto de partida, pero con los frutos de las experiencias milenarias, lo cual significa regresar al comienzo, pero con una cultura superior a la que sirvió de fundamento para el espiral de la vida"; aquellos fueron los cimientos seculares de nuestra espiritualidad triunfante y victoriosa.(...)


Escrito por Julio M. Vizcaíno en "La Revolución de Bel", de V.M. Samael Aun Weor. (Extracto)
--> Leer más...