"...La mayoría de las gaviotas no se molesta en aprender sino las normas de vuelo más elementales: como ir y volver entre playa y comida. Para la mayoría de las gaviotas, no es volar lo que importa, sino comer. Para esta gaviota, sin embargo, no era comer lo que le importaba, sino volar. Más que nada en el mundo, Juan Salvador Gaviota amaba volar..." Para leer el libro completo, haz clic aquí

martes, 23 de noviembre de 2010

CUENTO: Como el Papel Arrugado

Mi carácter impulsivo cuando era niño me hacía reventar en cólera a la menor provocación. La mayoría de las veces, después de uno de estos incidentes, me sentía avergonzado y me esforzaba por consolar a quien había dañado.

Un día mi Maestro me vió dando excusas luego de una explosión de ira. Me llevó al salón y me entregó una hoja de papel liso y me dijo: "estrújala", asombrado obedecí e hice con él una bolita. Ahora, volvió a decirme, déjalo como estaba antes.
Por supuesto no pude dejarla como estaba. Por más que traté de alisar el papel, quedó lleno de pliegues y arrugas.

El corazón de las personas -me dijo- es como ese papel; la impresión que en ellos dejas será tan dificil de borrar como esas arrugas y esos pliegues.
Y así aprendí a ser más comprensivo y paciente. Cuando siento ganas de estallar, recuerdo ese papel arrugado.

Alguien dijo alguna vez: HABLA CUANDO TUS PALABRAS SEAN TAN SUAVES COMO EL SILENCIO.

Eduardo Settembrino

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